En la Unión Soviética los invitados occidentales eran agasajados por todo lo alto. Por ejemplo, se les llevaba a visitar ejemplares koljoses (granjas colectivizadas) en los que triunfaba una estética de brillante realismo socialista. Todo falso. Pero los occidentales en su inmensa mayoría vieron lo que quisieron ver, y se fueron magníficamente (auto)engañados. Lo que el cronista de The New Republic denomina “Potemkin faÇade” para el caso de la mascarada olímpica organizada por el Estado “comulista” chino – ese bastardo entre el comunismo totalitario y el mercantilismo depredador -.
La crítica de la revista norteamericana lleva el título “The forgotten”, “Los olvidados”. Lo que para un cinéfilo inmediatamente hace pensar en la extraordinaria película rodada por don Luis Buñuel en Méjico. Se empeñaba el director español en mostrar el lado más escondido de la realidad social aunque significase molestar a los poderosos y hacer manifestarse la fealdad. En 1932 rodó Las Hurdes, un documental creativo fascinante en el que retrataba y denunciaba las condiciones miserables en las que vivía el pueblo extremeño. Ese mismo año Leni Riefenstahl filmaba El monte de los muertos, en la que combinaba románticamente el alpinismo, el amor y el misticismo. Adolf Hitler cayó a sus pies. Riefenstahl jamás fimó nada que no fuera bello, potente, un obsceno pájaro de juventud y fuerza. Por ello sedujo a Hitler que, contra el criterio de Goebbles, la impuso como realizadora para el documental sobre el Congreso Nacional-Socialista de Nuremberg (El triunfo de la voluntad) y el dedicado a las Olimpiadas de Berlín de 1936. El interés del Führer era usar los Juegos Olímpicos como un escaparate de su régimen “democrático, civilizado y eficiente”. Sin duda, lo consiguió. Aunque casi hubo un boicot por parte de unos pocos países que, como los EE.UU., estaban alertados por los inicios de las políticas racistas, finalmente se prefirió la doctrina del apaciguamiento y la máxima de que los deportes no deben mezclarse con la política. En los años siguientes, salvo voces como las de Winston Churchill, la mayor parte de los políticos y ciudadanos occidentales estuvieron de acuerdo en dialogar y tender puentes con el hombre que había realizado tan brillante y exitosa puesta en escena.
Esta mano tendida por parte de los optimistas antropológicos, los utilitaristas simplicissimus y los admiradores íntimos del nazismo respecto a las Olimpiadas en Berlín se basaba en la idea de que sería un modo de domesticar al Führer alemán. ¿Acaso no estaba la Kultur germánica formada por Beethoven, Goethe o, ligero carraspeo, Wagner? ¿No es cierto que es mejor hacer caja que hacer la guerra? De un modo parecido hoy cunde el programa, entre la Escila de la ingenuidad y la Caribdis del cinismo, de que a la torpe bestia comulista sólo hay que darle un empujoncito de buena voluntad para que Confucio, Lao Tse y los inventores de la pólvora y la imprenta vuelvan a adueñarse culturalmente del país para llevarlo a la senda de la democracia y la economía de mercado.
Zhang Yimou comenzó haciendo de Luis Buñuel y ha terminado pareciéndose a Leni Riefenstahl. Lo que ha rechazado Steven Spielberg, en principio destinado a ser con Zhang Yimou coautor de la parafernalia inaugural, al retirarse polémicamente por razones político-morales. El director chino, que fue una de las víctimas de la Revolución Cultural de Mao, fue más tarde aupado por el aperturismo post-Mao, luego de nuevo silenciado por el buró de la censura china, hasta últimamente verse convertido en un director utilizado por el nuevo régimen chino.
La Revolución Cultural hizo tabla rasa con el cine como hizo con cualquier manifestación cultural. Los cineastas fueron censurados y las empresas cinematográficas, cerradas. Jiang Qing, la mujer de Mao y su Goebbels respecto a la propaganda del régimen, tenía el proyecto inquisitorial de destruir todo el cine anterior a la Revolución y “construir un espléndido y nuevo arte de la nueva era de la historia de la humanidad”. Concretamente sólo había un puñado de películas consideradas “maoístamente correctas”, lo que para un público formado por ochocientos millones de personas era un régimen cinematográfico parecido a obligar a Kung Fu Panda a seguir la dieta de los higos chumbos.
Mientras que los miembros de la generación posterior a la de Zhang Yimou han denunciado el nihilismo cínico de la actual situación china -ya fuera de los mecanismos totalitarios comunistas pero que no por ello ha emprendido ni mucho menos la senda del capitalismo liberal sino más bien de un mercantilismo autoritario-, Zhan Yimou abandonó el cine intimista y melodramático que le hizo famoso para pasar a las supeproducciones de espadachines saltimbanquis, conocidas como wuxia. Así, con Hero Yimou cambió radicalmente el trasfondo político de sus filmes. Si antes había sufrido persecución por parte de las autoridades comunistas, en adelante se convirtió, como apreció Johan Norberg, en el legitimador del colectivismo dictatorial y nacionalista de la Nueva China Postmaoísta, recreando y justificando la figura histórica, a la vez que mítica, del primer emperador de China.
Los partidarios de esconder la basura represora bajo la alfombra olímpica celebraron con entusiasmo la ceremonia de apertura, a medio camino entre el gigantismo disciplinado de las masas nazis representadas por Riefenstahl y el espectáculo pop-naif del Circo del Sol. Más tarde se sintieron un tanto defraudados cuando se supieron los trucos empleados por Zhang Yimou, en tanto que ponían metafóricamente de manifiesto la torticera puesta en escena que significaba la celebración de esta Olimpiada para el régimen dictatorial chino.
A diferencia de Spielberg otros cineastas no han tenido problemas para trabajar para el régimen dictatorial que patrocina los Juegos: el francés Patrice Leconte, el italiano Giuseppe Tornatore, el iraní Majid Majidi, el británico Daryl Goodrich y el hongkonés Andrew Lau Wai-keung. De ellos, sólo me consta que Goodrich ha mantenido explícitamente la posición de que es compatible el respeto a los derechos humanos con el hecho de hacer una película, como la que le encargaron, sobre el deporte, los niños y los Juegos Olímpicos. Esperamos, escépticamente, el resultado.
Wednesday, August 20, 2008
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17 comments:
Moralmente hablando, no sé qué le motiva a Spielberg para seguir estando trabajando como director de cine en los EEUU.
Y en cuanto lo de "legitimador del colectivismo dictatorial y nacionalista de la Nueva China Postmaoísta, recreando y justificando la figura histórica, a la vez que mítica, del primer emperador de China". ¿Qué opinamos los españoles de los Reyes Católicos? ¿Y qué opinan los demás, sobre todo los judios?
Pues hablando de Moscú, no sé si sabréis que una persona del prestigio internacional de Juan Antonio Samaranch, el ex presidente español del COI, considera a Jimmy Carter el personaje que más daño ha causado al movimiento olímpico por su boicot a los JJOO de Moscú 1980, una decisión que trucó los sueños de centenares de atletas, futuras estrellas como el joven de 19 años Carl Lewis, que había logrado la clasificación para competir en la longitud y los relevos. Analizada retrospectivamente, la infamia que rodea a los boicoteadores ocupa con más derecho aún su lugar en el basurero de la historia.
Octopus, dejalo, que Samaranch es persona non grata para los autores de este blog. Espera un poco y verás cómo te van a decir lo de Samaranch.
¡Lo sé, Cerberus! O dirán que soy comunista… ¡yo, el tío más proamericano de España, comunista! ¡Jejeje! Los sectarios son así. Si la oficialidad de Libertad Digital dice que los JJOO de Pekín son malos pues son malos. Se anula la capacidad de autocrítica del soldado sectario.
Me encantan los diálogos de besugos:
Va uno y dice:
"Moralmente hablando, no sé qué le motiva a Spielberg para seguir estando trabajando como director de cine en los EEUU."
Va otro y le contesta.
"Lo sé, Cerberus! O dirán que soy comunista… ¡yo, el tío más proamericano de España, comunista!"
Una muestra de cómo dialogan los "compañeros de viaje" con los "tontos útiles".
Según un inteligente anónimo, mi frase es interpretada como anti-americano. Si es que algunos son de lo más previsibles.
Hombre, es una frase del estilo "USA es una dictadura atroz, peor que la china", digna de alguien que ha dejado los prejuicios justito delante de nuestras narices. Pero no sé qué hago comentando lo que dice doctor obvio: va uno y se pede, va otro y dice "huele mal". Va el primero y dice "qué previsible eres, qué comentario tan inteligente".
Pues vale, soy previsible.
Si tú lo interpretas así, pues mira qué bien. No vaya a ser que me acuses de querer imponerte lo que he querido decir.
Es como lo de 11-M, hay quienes están empeñados en la versión menos probable.
Cada uno es como es.
yo tenia entendido que algunos neocon se saludaban como los nazis, y otros como los franquistas, o de las dos maneras, pero an descubierto recientemente la democracia, y se an convertido?.
Cerberus (un nombre de reminiscencias ancestrales), le agradezco que hoy se esforzase en sorprenderme. Sí, lo reconozco, porque con sus dos primeras palabras— “moralmente hablando”— nos indica que estamos ante alguien que no percibe la diferencia entre escribir y hablar. A partir de ahí…¿cómo tener en cuenta sus comentarios? Además, la utilización que usted hace del gerundio denota mal estilo y parquedad de recursos (en realidad es precariedad), ambas “virtudes” éstas que aplica a su envidiable facilidad para elaborar argumentos.
Su ignorancia sobre las motivaciones de Spielberg me indica que usted es un amante de la cinematografía, sobre todo de las “magníficas” obras de los hermanos Calatrava, y que aplica la “lógica” de Fellini a la vida. Quizá por ése motivo sus argumentos, por llamar de alguna manera al destilado de sabiduría que sin reparo alguno plasma en negro sobre blanco, resultan tan ridículos como sus esfuerzos por introducir cuestiones que no vienen al caso. Su mención al 11-M es mucho más divertida que el papel de Naso en Amarcord; ya sabe: “¿Quién era Giotto? El que llevaba las pelotas en moto”.
El previsible, estimado Cerberus (un nombre que suena a enfermedad: cogió un cerberus y murió en 15 días), es usted, porque ante la incapacidad para ceñirse al tema o la incapacidad para demostrar algún conocimiento, prefiere escribir ( “hablar” que “diría” usted) sobre cualquier sandez. No desfallezca, aplicando (el mal estilo es más contagioso que una enfermedad venérea) la oreja, oleré lo que usted “diga” en Olímpico Desprecio.
beau, ya has encontrado alguien para satisfacer tu complejo de superioridad? hoy podrás por fín dormir tranquilo.
Ya tendrás ocasión de oler las delicias que soltaré en este blog, no soy quién para privarte de tu gusto olfativo, y espero que no se limita sólo a gases corporales.
¡Qué ordinariez, Cerberus! ¿Le incomodó algo de mi comentario? No era mi intención, créame. Sin embargo, debo agradecer la sinceridad que demostró al calificar a sus opiniones de una forma tan exacta: flatulencias mentales. Posiblemente se deba al nivel agarbanzado que demuestra, ya sabe: legumbres y aerofagia. Reconozco, no obstante, que usted lo utiliza para darse aires; no de grandeza precisamente, pero…aires al fin y al cabo. Me permito hacerle una sugerencia: no copie el estilo del garrulo; aunque quizá todo se debe a que usted es incapaz de representar los dos papeles con la agilidad necesaria. A pesar de su rudeza, usted merece la misma despedida.
S.affmo.
Beau Brummell
Beau, dos palabras para definirte: pedante y cursi.
Que duerma usted bien!
no me he ido brummell, por hay te he dejado un comentario sobre lo que pienso de los neocon, estas torpe, o simplemente eres de ellos.
"Si tú lo interpretas así, pues mira qué bien"
Pues qué a gusto. Y en paz.
Repecto a lo del 11-M te han puesto en evidencia la vulgaridad y el razonamiento torpe. Yo pondría ahora la mala fe.
Cometí el error de contestarte como si quisieras decir algo, pero veo que lo que te va son las insinuaciones de mala fe. La frase sobre el 11-M no viene a cuento y se puede aplicar tanto a la versión oficial, la de la conspiración de chorizos, como a cualquier otra porque no sabemos lo fundamental.
No cometeré ese error otra vez, con los gárrulos no hay que tomarse molestias.
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"yo tenia entendido que algunos neocon se saludaban como los nazis, y otros como los franquistas, o de las dos maneras, pero an descubierto recientemente la democracia, y se an convertido?."
Ponnos una foto de un neocón "antiguo" saludando como los nazis.
¿Sabrá este tío que los "neocon" son gente de izquierdas que acabó harta de serlo?
anonymous es que si te pongo la palabra exacta me censuran, ademas tu sabes bien a lo que me refiero verdad, la palabra exacta es f,,,,, lo entiendes ahora.
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