Wednesday, August 13, 2008

Chop suey, rollito primavera y cuentos chinos

Un cuento chino está concebido para no ser creído, es un relato falso que busca engañar al lector al tiempo que le distrae.

A estas alturas de los Juegos, los atletas ya habrán recorrido cientos de kilómetros sin llegar a ningún sitio, dan vueltas sobre un circuito para terminar en el lugar desde el que partieron; algo parecido a la narrativa circular del cuento chino. Durante casi tres semanas, los profesionales juegan a ser amateurs, las banderas flamean porque incorporan un sistema en el mástil que insufla aire, los record caerán porque el dopaje es más rápido que los análisis y los políticos convivirán en una aristofanesca armonía que rezuma falsedad en cada una de sus escenas y nos parece un chop suey: trozos, sobras y en algún caso despojos. Hipocresía, arbitrariedad e intereses se unen en el interior del rollito de primavera; es cierto que está crujiente, pero nos resulta un comistrajo indigestible.

Miles de periodistas asisten a la lectura del cuento, y lo hacen sin recordar que China es el país en el que más periodistas cumplen prisión solamente por disentir. Curiosa amnesia y muestra de compañerismo es ésa, porque muchos provienen de países en los que enarbolan la bandera de la libertad de expresión a la menor crítica, que no censura. La cadena estadounidense NBC, por ejemplo, aportó 600 millones de euros a la organización de los Juegos; supongo que cuando concluyan los fastos deportivos volverán a mostrarnos las imágenes de la represión en el Tibet y nos hablarán de la falta de libertad. Asimismo, buscarán el detalle de la tragedia, el muerto solitario acribillado en una calle, porque nuestras conciencias son inmunes a la magnitud y sólo se conmueven con el pormenor: la multitud dispersa la atención. En realidad harán lo que hacen siempre: «trabajar la información»; un término inquietante, lo reconozco. Todo sea en aras de las dos prostitutas más famosas: la libertad de prensa y la de opinión.

Con todo y con eso, en un cuento tan bonito y exótico todos quieren representar un papel, aunque sea bufo o implique recibir palos. Un juez español de la Audiencia Nacional ha iniciado una investigación sobre dos ministros chinos y cinco altos funcionarios por su implicación en la última represión ejercida en el Tibet. Es indiferente que la Justicia española acumule casi 1.200.000 sentencias que están pendientes de ejecución o 500.000 fallos sin resolver; lo importante es formar parte del cuento y disfrutar de una escudilla de chop suey, o al menos poder rebañar. No obstante, si el magistrado posee tantas ansias de protagonismo, lo mejor hubiera sido que corriera la final de los 100 metros lisos, ¡con toga y puñetas, por supuesto! Entiendo que ése porte indumentario no es aerodinámico y resultaría chocarrero; aunque yo, por el contrario, le respetaría más.

A pesar de que el Gobierno chino ha tomado diferentes medidas para solventarlo, Pekín es una ciudad muy contaminada, con un aire irrespirable que abrasa los pulmones e irrita los ojos. Ahora bien, ése grado de contaminación es similar al que impera en el COI, un organismo al que siempre rodean los escándalos, la corrupción, el nepotismo y los remiendos. Tan es así, que la figura de J.A.Samaranch, en su cargo de presidente vitalicio, nos recuerda la gerontocracia propia de otros regímenes.

Cuando el COI concedió la organización de los JJOO a un gobierno autoritario, represor y negrero, lo único que consiguió fue fortalecer al régimen comunista, que no dudó en utilizar la excusa de los Juegos Olímpicos — se argumentaron razones de seguridad— para incrementar la represión sobre los disidentes y ejercer mayor control sobre la población; tanto nativa como foránea. De la misma forma, la construcción de las infraestructuras necesarias para la cita olímpica comportó desplazamientos de población y problemas sociales vinculados al desarraigo que todavía no se han solventado. Es curioso que la avenida que conduce desde la Villa Olímpica hasta la estación de tren del Sur de Pekín haya sido diseñada por Albert Speer, el hijo del arquitecto favorito de Adolf Hitler. Seguro que al proyectista no le importaron los miles de viviendas y vecinos que fueron desalojados a la fuerza para desarrollar un proyecto que incluso supera a los planeados por su padre para la colosal Germania. Quizá esa sea una de las esencias de la vida: que el hijo supere al padre. El COI, sin embargo, está feliz y contento con la monumentalidad de las obras realizadas. No creo que ninguno de sus miembros se planteara que algo así sólo puede llevarse a cabo en un régimen tiránico que desprecia a sus ciudadanos en aras del objetivo supremo: un destilado de totalitarismo digno de los connoisseurs del COI. Yo creía que el lema Citius, altius, fortius reflejaba el espíritu olímpico, pero he comprendido que se refiere al grado de desvergüenza e hipocresía de los miembros del COI. ¡Enhorabuena, lo consiguieron! No obstante, debo formular una pregunta: ¿a cuánto se cotizó el voto para la candidatura de Pekín? Supongo que la respuesta está en el interior del rollito, el lugar más recóndito.

Al observar la faz de los jerifaltes chinos me asalta una incertidumbre: ¿tienen el mismo número de músculos en la cara que un occidental? Yo lo dudo, porque parecen un compendio de técnicas de embalsamamiento y tanotopraxia. Ahora bien, muchos de los mandatarios mundiales que asistieron a la inauguración son tan indecentes como la versión cérea de los guerreros de Xi’an, porque en sus respectivos países siempre se mostrarán como los paladines de los Derechos Humanos, pero no dudan en legitimar con su presencia a un régimen que los vulnera sistemáticamente. Sin embargo debemos disculparles, ellos son aficionados al subgénero literario del cuento— sea chino o no— por un solo motivo: viven del cuento. Es cierto que esos especímenes gesticulan y sonríen más que los déspotas chinos, pero cada una de esas «espontáneas» y «sencillas» muestras de alegría es una afrenta para los muertos en la represión del Tibet, los miles de condenados que son ejecutados cada año en China (el país con el mayor número de ejecuciones en el mundo), los cientos de encarcelados sin juicio alguno y los millones que son explotados laboralmente en un régimen de semiesclavitud y perciben salarios miserables. Sería una muestra de dignidad (si es que les queda alguna) que eviten mencionar a los Derechos Humanos en los discursos con los que nos atormentan de vez en cuando.
Los chinos deben disfrutar de sus JJOO, ellos mejor que nadie saben que nada ha cambiado en China y nada cambiará, la denominada «la otra China» se refiere a fuegos artificiales, esfuerzo físico sobre el tartán, música y colores; todo ello tan efímero como la conciencia de nuestros gobernantes o la luminosidad de una antorcha olímpica.

Occidente ha demostrado con su mirar para otro lado que priman los intereses económicos y los negocios, aunque en ése tema todos somos cómplices: observen qué pone detrás de su flamante Ipod, en algunos componentes de su ordenador o en sus teléfonos móviles: Made in China. No se incomoden por ello, ya les dije que la esencia de un cuento chino es engañar.

Nuestras sociedades se han sofisticado hasta tal punto que el panem et circenses nos sabe a poco, no logra saciarnos. Por suerte, durante estos días tendremos chop suey y rollitos de primavera, y alguien nos explicará un ingenioso cuento chino. Lo uno vive a costa de lo otro, siempre ha sido así.

12 comments:

Anonymous said...

“Miles de periodistas asisten a la lectura del cuento, y lo hacen sin recordar que China es el país en el que más periodistas cumplen prisión solamente por disentir”

No tengo datos concretos (y dudo que los tenga alguien) pero eso de que los periodistas extranjeros están en China sin disentir, no parece del todo correcto. Desde el primer dia que llegaron abrieron el google y buscaron paginas que estaban vetadas por el gobierno chino y se pusieron a escribir las crónicas (supongo que entre masaje y masaje de la chinita de turno). Le reto a que encuentre una sola noticia en los periódicos españoles que no hable de las olimpiadas de China en una forma crítica que ya nos gustaría para nuestros asuntos internos. Mejor aun, encuentre una sola noticia positiva sobre China, si puede.

Ejemplo: “visto en el Correo”: foto de una trabajadora de la limpieza realizando su función en Pekín, pie de foto “limpiando un escupitajo”.

De hecho los periodistas espanoles se han vuelto de pronto en los luchadores de los derechos fundamentales y de la libertad de expresión. Derechos que son pisoteados todos los dias en Espana de forma sistematica sin una minima queja por parte de esos periodistas. Libertad de expresión en Espana? solo tenemos que recordar las dos ultimas sentencias contra Jiménez los Santos para ver que no somos tan distintos.

Anonymous said...

“No obstante, debo formular una pregunta: ¿a cuánto se cotizó el voto para la candidatura de Pekín? Supongo que la respuesta está en el interior del rollito, el lugar más recóndito”

No sabemos a cuento el de Pekín, igual que tampoco sabemos el de Barcelona. Lo que nos debería preocupar mas es a cuanto se va a cotizar el de Madrid 2016. No??


“Al observar la faz de los jerifaltes chinos me asalta una incertidumbre: ¿tienen el mismo número de músculos en la cara que un occidental? Yo lo dudo, porque parecen un compendio de técnicas de embalsamamiento y tanotopraxia.”

Querido Nicholas, es normal que dudes porque en Alemania es bien conocido que la gente es extraordinariamente acogedora, andan con la sonrisa en la cara, los alemanes son así alegres y pizpiretas contagiando su alegría allí por donde pasan. Oyes… otra cosa cuando dices occidental incluyes a los caucásicos,… los españoles que son caucásicos o hispanic??? Yo siempre me hago un lío cuando relleno los papelitos de las aduanas…

Anonymous said...

En este artículo se recogen una serie de razones por las cuales los JJOO son claramente colectivistas en su formulación actual:

1.la ceremonia inaugural amplifica la fantasía colectiva

2.Legitimación del Estado

3.Subordinación del individuo a la nación

4.Corrupción y malversación de fondos

Cada uno de estos puntos no puede ser mas acertado, y han sido puesto de manifiesto perfectamente desde los JJOO de Hitler en Berlín con muy pocas variantes a lo largo de sus sucesivas celebraciones cada cuatro años.

Faltaría añadir que los JJOO son la excusa perfecta para el Estado para hacer lo que mas le gusta hacer, GASTAR EL DINERO DE LOS DEMAS.

Una vez establecido el carácter colectivista de los juegos en este blog. Se debería concluir que todos los juegos han tenido este carácter y no es algo característico de los juegos que tienen lugar actualmente en China. Por lo tanto, estas razones para el rechazo de los juegos se encuentran en todos los juegos que se han realizado. Esto incluye a los de Barcelona, y por supuesto a la candidatura de Madrid 2016.

En conclusión no deberíamos esperar mucho para que los autores de este blog en un valiente arrebato de liberalismo abriesen otro blog sobre la experiencia de Barcelona 92 y la futura candidatura de Madrid 2016.

En caso contrario nos encontramos con un ataque más a China con la excusa de los juegos.

Anonymous said...

Es casi un hecho probado que la mayoría de la gente que habla sobre el Tibet se basa en una fuente fundamental, la gran película Siete años en el Tibet (Seven Years in Tibet) (1997) donde salía Brad Pitt muy guapo de escalador. Sin embargo las relaciones entre China y sus provincias y países limítrofes han sido muy distintas durante la larga historia China. Es entendible que desde España donde se llama chino a un coreano igual que a un indonesio, China se vea como una masa uniforme donde no se respetan las nacionalidades. Así que más nos da a los españoles que se independice el Tibet si total van a seguir siendo “chinos”. Por cierto, para los chinos seria inconcebible que un tío como De Juana con 25 asesinatos a sus espaldas se vaya a casa con su novia.

Mary White said...

Muy buen artículo,Nicholas. Dejas el listón muy alto.

Unknown said...

Es verdad, el liston muy alto en la cantidad de odio...

Anonymous said...

Oye has estado en Pekin como para afirmar que el aire es irrespirable y los ojos se irritan? Viaja un poco más en vez de ver el mundo desde la silla de tu casa.

Nicholas Van Orton said...

ANÓNIMO:

Me permito sugerirle que relea mi escrito con más detenimiento, en él no escribo en ningún lugar que los periodistas «occidentales» (utilizo ése término para englobar a todos los que no son chinos) no disientan. Además, aunque lo hicieran no tendría ningún mérito, porque un periodista o corresponsal acreditado para cubrir los JJOO y respaldado por un medio de comunicación difícilmente sufrirá en sus carnes lo que deben soportar sus colegas chinos. Añoro que los periodistas occidentales demuestren su malestar por las faltas de libertades y solidaridad con sus colegas chinos de una manera más vehemente; pero no ante nosotros, sino ante las autoridades chinas. Entiendo que ellos cumplen su función de informar, o desinformar, que de todo hay, pero hubiera sido magnífico un plante de periodistas y la lectura de un manifiesto en el que se expresara el porqué actuaban de ésa manera. Un día, una hora, un minuto de plante; pero…nada: nos explican a nosotros lo que ya sabemos. Ya que mi escrito y Olímpico Desprecio versan sobre Pekín 2008, me permitirá que no mezcle temas españoles con cuestiones chinas: el chop suey no me gusta; prefiero la cocina coreana a la china.
De la misma forma y ya que las razones que antes expliqué son vigentes, creo innecesario remontarnos a los JJOO de Barcelona o elucubrar sobre los de Madrid 2016. Asimismo, Olímpico Desprecio es un blog en el que escriben más personas, cada una con sus ideas y pensamientos, y no quisiera que mis opiniones personales sobre otras cuestiones se utilizaran para atacar al blog o mis compañeros: algo habitual cuando los argumentos para replicar fueron a comprar tabaco y todavía no han regresado.
Te agradezco la opinión que tienes de mi país y de mis compatriotas. Yo no soy tan concreto; creo que la alegría o la tristeza, las virtudes y defectos o cualquier otra emoción humana no son patrimonio de ninguna nacionalidad. Por otra parte, son cuestiones que vinculo a las prioridades que una persona tiene en la vida. Si tú valoras el Sol, la juerga, el «grasiosismo», la urgencia por norma y la improvisación por manual, un precio barato del alcohol y el tabaco, y ese rosario de tópicos que los españoles utilizan para justificar su poco coraje social, yo no tengo nada que decir. Por el contrario, a mí no me importa la nieve, el frío, el que alguien no me explique su vida o sus problemas con su mujer dos minutos después de conocerlo, que el tabaco sea más caro y que las tapas no formen parte de la dieta de Alemania: yo valoro otras cuestiones.
En otro orden de cosas, considero que hablar de razas o biotipos está desfasado. Es por ello que en cada ocasión en la que tengo que rellenar determinados formularios siempre solicito que añadan otra categoría: «guapo». Te explicaría otras cuestiones, pero por la razón de que este es un blog colectivo, me permitirás que lo deje aquí.
Sobre tus cuatro puntos…no quiero extenderme mucho más, pero dudo sobre si te refieres a los JJOO o a la política en general: reflexionaré sobre ello, anónimo. No obstante me gustaría señalar algo: entre los JJOO de Berlín 1936 y Pekín 2008 hay algunas diferencias. La primera es que los JJOO de Berlín se concedieron antes de que el NSDAP llegara al poder, nadie podía sospechar qué rumbo tomaría la historia. Te recuerdo que en esos años la figura de Adolf Hitler era alabada por muchos políticos europeos y que incluso fue propuesto al comité de selección de los premios Nobel. La segunda es que en la Europa de los años 30 el nivel de información y la posibilidad de acceder a ella no era el mismo que en la actualidad. Por lo tanto, si alguien alega desconocimiento sobre el presente de la China y qué esconde ése régimen tiránico, solamente puedo pensar tres cosas: estuvo en un convento de clausura, ejerció de eremita o permaneció en coma durante un largo período.
Ignoro sobre qué se escribirá en este blog en el futuro, pero me temo que si eres incapaz de percibir a simple vista las diferencias entre Barcelona 92, Pekín 2008 y Madrid 2016…
Saludos y gracias por tu comentario.

Nicholas Van Orton said...

MARY WHITE:

Gracias, pelirroja; pero sólo intento mantener la pauta que otros marcan. Saludos.

Nicholas Van Orton said...

J.C.:

Debo felicitarle, J.C.: ¡un auténtico alarde de imaginación el suyo!, aunque también podría ser de miopía; sí, quizá sea eso, una vez descartada la ceguera, por supuesto.

Nicholas Van Orton said...

CERBERUS:

Tiene razón, Cerberus: debo viajar más; y si es a Pekín mejor: así será la quinta vez. Intuyo que su conocimiento de China es un compendio de las novelas de Pearl S. Buck, las crónicas de Marco Polo, las películas de Bruce Lee y la lectura del menú del restaurante chino de la esquina. Contra eso yo no puedo competir, lo reconozco, además tampoco hablo chino. Sin embargo, soy yo el que se permite sugerirle que regrese a China; pero sin que haya JJOO ni nada parecido. Si puede y tiene ganas, escápese del típico recorrido, ya sabe: Pekín, Hong Kong, Shangai y Macao. Viaje esos lugares—algunos no tan alejados de Pekín (tres horas en coche)— donde unos pobres seres macilentos fabrican el calzado deportivo, los soldaditos de plomo que ustedes pueden comprar en fascículos semanales a todo color, los coches de juguete con los que juegan sus hijos, etc. Si se desplaza en avión por el interior del país, estoy seguro de que se encontrará a algún empresario español que viaja para conocer “la otra China”. No obstante, le daré un consejo: sea prudente y cambie su mentalidad. Yo no lo fui, debo reconocerlo, y me sorprendí por la cantidad de basura vegetal que se acumulaba en un patio interno de la fábrica; a plena luz del día las ratas pugnaban por llevarse algo a la boca. Cuando le pregunté el motivo a la persona que me guiaba —¿por qué guardan la basura?—, ésta me miró sorprendida y luego respondió: «Es la comida de los trabajadores». Junto a nosotros permanecía el capataz, un individuo que no hacía más que fumar y escupir, y que interpretó que me explicaban cosas elogiosas para su «sistema de producción». No le explico nada sobre lo que se consideraba el dormitorio de los trabajadores (sobre esterillas y orden de sardina: pie con cabeza) o los salarios: 125 Ptas diarias, aprox., por 12 horas de trabajo.
No quisiera finalizar sin explicarle algo: sólo utilizo una silla para sentarme a la mesa. En mi despacho tengo un sillón y en mi salón tres sofás, y cuando regreso de visitar determinados lugares todos me parecen incómodos y duros: ése es el inconveniente de viajar y observar; no de «ver», como hacen otros muchos.
Respecto al aire de Pekín, le sugiero que viaje cuando la ciudad esté libre de fastos para turistas, espero que coincida con uno de esos períodos en los que un brisa calida y pegajosa (no recuerdo el nombre y además me pareció impronunciable) adhiere a la ciudad un atmósfera irrespirable y repleta de partículas de cemento en suspensión; es más: haga jogging y después observe el color del agua con la que ha lavado su cabello.
Será una cuestión de sensibilidades.

Anonymous said...

Estimado Sr. Nicholas Van Orton.

Para su desilusión viajo a China cada dos meses, digamos... desde hace 6 años, de modo que... ostia, eso son más de 5 veces que menciona usted para su caso particular.

Me ha gustado que sea imaginativo y me sorprende mucho su especulación sobre mi conocimiento hacia China.Le recomendaría viajar la próxima vez a China dejando ese aire de superioridad en casa.

O mejor aún, si tanto le repugna ese país entonces deja de viajar a China. De lo contrario le tomaré por masoquista.